Camilo sonríe con su media sonrisa partida por la vida, el toro o la Legión. Evita siempre reír.
- Como sabes, Paco (Umbral ) , yo llevé la primera barba contestataria de España. Luego, cuando empezaron a dejarse barba los funcionarios de la Caja Postal de Ahorros, comprendí que ya no valía la pena.
- Vuestra generación, Camilo, fuisteis muy putañeros.
- Es cierto, en el San Camilo queda claro. Pero la puta era nuestro Freud. Íbamos a ella a confesamos, a psicoanalizamos.
- ¿Y escuchaban de verdad?
- Claro, coño, escuchaban mejor que nadie, para eso las pagábamos.
- Verás, Paco, yo se lo dije a Arias Salgado cuando me prohibió La colmena: "Nadie es capaz de recitar cinco ministros del XIX. En cambio, los escritores nos los sabemos a todos. Dentro de cien años, a usted le confundirán con Arias.Navarro, pero yo estaré en los sellos de correos y en los billetes, naturalmente. Ahora hay uno de quinientas, con Rosalía. Yo, siempre que me toca, lo rompo. No me gusta que anden manoseando a la gente que quiero.
-En esto hay que tener una voz propia, Paco, siempre te lo he dicho. Tú tienes una voz propia. Hay que ser animal literario, y si no, es mejor no andar mareando. Animales literarios son Baroja, Azorín, Valle, Ruano. Luego están los que suenan a lo que han leído y nada más.
- Y las mujeres?
- Yo, Paco, procuro dejarlas bien colocadas. Y me parece que tú también. Yo les pongo una lotería o un estanco.
Publicado en "El Pais" (27 de febrero de 1984)
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