El arquitecto suizo Peter Zumthor, en su libro. Atmósferas (Gustavo Gili, 2008) , entre otras cosas, dice lo siguiente: "Entro en un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y, en décimas de segundo, tengo una sensación de lo que es. La atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir. No en todas las situaciones queremos recapacitar durante mucho tiempo sobre si aquello nos gusta o no, sobre si debemos salir corriendo de allí. Hay algo dentro de nosotros que nos dice enseguida un montón de cosas: un entendimiento inmediato, un rechazo inmediato. Naturalmente, conocemos bien la respuesta en el ámbito de la música. En el primer movimiento de la sonata para viola de Brahms (Sonata nº 2 en mi bemol mayor para viola y piano), cuando entra la viola, en un par de segundos ya está ahí, y no sé bien por qué. Y algo parecido ocurre en el ámbito de la arquitectura. No tan poderosa como en la más grande de las artes, la música, pero también está ahí".

Mi deseo seria crear en este blog una atmósfera, nada más que una atmósfera.


martes, 1 de febrero de 2011

BOY AND DOG IN A JOHNNY PUMP (Jean-Michel Basquiat )


"Intuyó que hoy las verdades vitales y ocultas no se pueden describir con ninguno de los idiomas que se utilizan constantemente para promover mentiras: veía cualquier lengua oficial como un código para transmitir mensajes falsos.Actúaba a la manera de un saboteador
(..)Lo que distingue a los ciegos de los que pueden ver es que los primeros aceptan que una gran parte de lo que existe es indescriptible: familiar, reconstituyente, odioso o adorable, esencial, pero, no obstante, indescriptible por ser invisible.Basquiat era profundamente consciente, al igual que un ciego, de que una gran parte de lo real es indescriptible.
(...)Su cuadro titulado Dog and boy in a Johnnypump [Perro y niño en una boca de incendio] es una pantalla de salpicaduras que expresan la excitación, la furia y la diversión de un niño y un perro en un bochornoso día de verano en Brooklyn empapándose con chorros de agua fría de una boca de incendio. Aunque ni el perro ni el niño son identificables o descriptibles. Eso no significa que se muestren evasivos: solo significa que son libres y que ninguna mentira los puede definir. (..)"John Berger

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