El arquitecto suizo Peter Zumthor, en su libro. Atmósferas (Gustavo Gili, 2008) , entre otras cosas, dice lo siguiente: "Entro en un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y, en décimas de segundo, tengo una sensación de lo que es. La atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir. No en todas las situaciones queremos recapacitar durante mucho tiempo sobre si aquello nos gusta o no, sobre si debemos salir corriendo de allí. Hay algo dentro de nosotros que nos dice enseguida un montón de cosas: un entendimiento inmediato, un rechazo inmediato. Naturalmente, conocemos bien la respuesta en el ámbito de la música. En el primer movimiento de la sonata para viola de Brahms (Sonata nº 2 en mi bemol mayor para viola y piano), cuando entra la viola, en un par de segundos ya está ahí, y no sé bien por qué. Y algo parecido ocurre en el ámbito de la arquitectura. No tan poderosa como en la más grande de las artes, la música, pero también está ahí".

Mi deseo seria crear en este blog una atmósfera, nada más que una atmósfera.


martes, 5 de octubre de 2010

El ultimo Lobo

Un loco le dijo  " el mundo está hecho por detrás ", la mujer desahuciada que no ha ido antes a la consulta del médico porque no tiene dinero, "y no tener dinero es como no tener alma", o el niño que  enfermo de cáncer y que finalmente muere  le deja a él reflexionando sobre la fugacidad cabrona del tiempo  Acaba de aparecer en Mondadori "Archipiélago del insomnio "y está lleno de voces en duermevela que se cruzan para contar sin concesiones la historia de una familia del agro portugués gobernada por un abuelo autoritario. Gente más cómoda ante un gesto violento que ante uno cariñoso. Cosas de la costumbre.




Lobo insiste en que todos los grandes libros tratan menos de un tema que de cómo se escribe un libro: "Una buena novela te enseña a leerla. Cuando empecé a leer a Conrad, no entendía nada. El problema no estaba en Conrad sino en mí, que estaba leyéndolo con mi llave, no con la suya. Me encanta Conrad y eso, descubrir libros buenos, es una maravilla. Esto no es un deporte de competición. No existen ni el mejor escritor ni el mejor libro".
 Lobo Antunes dejó la psiquiatría por la literatura y afirma comprender el orgullo pero no la vanidad. Su gran sopresa fue descubrir que su padre había leído lo que escribía. Cuando murió le dejó una carta de 600 páginas: "Nunca me había dicho qué pensaba de mí. Y leía mucho. Era muy rígido, violento incluso. Pero cuando iba a morir, mi hermano le preguntó qué le gustaría dejarnos. Su respuesta fue: 'El gusto por las cosas bellas".

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