El arquitecto suizo Peter Zumthor, en su libro. Atmósferas (Gustavo Gili, 2008) , entre otras cosas, dice lo siguiente: "Entro en un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y, en décimas de segundo, tengo una sensación de lo que es. La atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir. No en todas las situaciones queremos recapacitar durante mucho tiempo sobre si aquello nos gusta o no, sobre si debemos salir corriendo de allí. Hay algo dentro de nosotros que nos dice enseguida un montón de cosas: un entendimiento inmediato, un rechazo inmediato. Naturalmente, conocemos bien la respuesta en el ámbito de la música. En el primer movimiento de la sonata para viola de Brahms (Sonata nº 2 en mi bemol mayor para viola y piano), cuando entra la viola, en un par de segundos ya está ahí, y no sé bien por qué. Y algo parecido ocurre en el ámbito de la arquitectura. No tan poderosa como en la más grande de las artes, la música, pero también está ahí".

Mi deseo seria crear en este blog una atmósfera, nada más que una atmósfera.


lunes, 3 de octubre de 2011

Vargas LLosa , del 1 al 20

La primera biblioteca de Mario Vargas Llosa fue un festín para la polilla. Se iba a Europa -hablamos de 1958- y almacenó 1.000 libros en el desván de sus abuelos en Lima. Cinco años después descubrió la catástrofe: roídos y desaparecidos. Con el tiempo encontró uno en una tienda y lo recompró. No había duda de que era el suyo. "Porque siempre ha tenido la costumbre, algo escolar, burocrática, de firmar los libros con su nombre, la fecha y la ciudad; de anotarlos y, una curiosidad inquietante, también de puntuarlos. Del 1 al 20, como se hace en las escuelas en Perú".
 El escritor tiene ahora 25.000 volúmenes, repartidos entre Lima, Madrid y París. No se deshace de ninguno.

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