La primera biblioteca de Mario Vargas Llosa fue un festín para la polilla. Se iba a Europa -hablamos de 1958- y almacenó 1.000 libros en el desván de sus abuelos en Lima. Cinco años después descubrió la catástrofe: roídos y desaparecidos. Con el tiempo encontró uno en una tienda y lo recompró. No había duda de que era el suyo. "Porque siempre ha tenido la costumbre, algo escolar, burocrática, de firmar los libros con su nombre, la fecha y la ciudad; de anotarlos y, una curiosidad inquietante, también de puntuarlos. Del 1 al 20, como se hace en las escuelas en Perú".
El escritor tiene ahora 25.000 volúmenes, repartidos entre Lima, Madrid y París. No se deshace de ninguno.
El escritor tiene ahora 25.000 volúmenes, repartidos entre Lima, Madrid y París. No se deshace de ninguno.
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