Lo vi hace 15 años en el Parador de Santiago de Compostela a donde vino a recoger un premio literario : su amabilidad , ese sempiterno cigarro en la boca , su mirada juguetona y el recuerdo de como le gusto la portada con un ajado sombrero de la edición que La Voz de Galicia había hecho de su "Sostiene Pereira " (una vez firmado me pidió sonriente si se lo podía quedar para él ) .
Quedo fascinado por la cultura portuguesa siendo ya estudiante en la Sorbona , a través de los poemas de Fernando Pessoa . Estos últimos años vivía recluido en una pequeña aldea portuguesa donde cuentan que seguía escribiendo a pesar del cáncer .En uno de sus relatos de Dama de Porto Pim son las ballenas felices las que nos describen la amargura humana . Las ballenas , con tierno desasosiego nos cuentan que los hombres que se les acercan "enseguida se cansan y, cuando cae la noche, se duermen o contemplan la luna. Se alejan deslizándose en silencio y es evidente que están tristes".
A veces, los relatos son fragmentos de vida , tienen esa fatal adherencia a la realidad , nos dejan el regusto triste de la ausencia .
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