El arquitecto suizo Peter Zumthor, en su libro. Atmósferas (Gustavo Gili, 2008) , entre otras cosas, dice lo siguiente: "Entro en un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y, en décimas de segundo, tengo una sensación de lo que es. La atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir. No en todas las situaciones queremos recapacitar durante mucho tiempo sobre si aquello nos gusta o no, sobre si debemos salir corriendo de allí. Hay algo dentro de nosotros que nos dice enseguida un montón de cosas: un entendimiento inmediato, un rechazo inmediato. Naturalmente, conocemos bien la respuesta en el ámbito de la música. En el primer movimiento de la sonata para viola de Brahms (Sonata nº 2 en mi bemol mayor para viola y piano), cuando entra la viola, en un par de segundos ya está ahí, y no sé bien por qué. Y algo parecido ocurre en el ámbito de la arquitectura. No tan poderosa como en la más grande de las artes, la música, pero también está ahí".

Mi deseo seria crear en este blog una atmósfera, nada más que una atmósfera.


martes, 29 de marzo de 2011

Javier Marias : " Los enamoramientos "


( Foto de Norman Parkinson )


"(..)Es
sólo que cuando alguien muere, pensamos que ya
se ha hecho tarde para cualquier cosa, para todo
—más aún para esperarlo—, y nos limitamos a
darlo de baja. También a nuestros allegados, aunque nos cueste mucho más y los lloremos, y su
imagen nos acompañe en la mente cuando caminamos por las calles y en casa, y creamos durante
mucho tiempo que no vamos a acostumbrarnos.
Pero desde el principio sabemos —desde que se
nos mueren— que ya no debemos contar con

ellos, ni siquiera para lo más nimio, para una llamada trivial o una pregunta tonta (‘¿Me he dejado
ahí las llaves del coche?’, ‘¿A qué hora salían hoy
los niños?’), para nada. Nada es nada. En realidad
es incomprensible, porque supone tener certidumbres y eso está reñido con nuestra naturaleza: la de
que alguien no va a venir más, ni a decir más, ni a
dar un paso ya nunca —para acercarse ni para
apartarse—, ni a mirarnos, ni a desviar la vista. No
sé cómo lo resistimos, ni cómo nos recuperamos.
No sé cómo nos olvidamos a ratos, cuando el tiempo ya ha pasado y nos ha alejado de ellos, que se
quedaron quietos.(..)"
( Fragmento de su nueva novela" Los Enamoramientos " )

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