Un cura reprochó a uno de sus feligreses el no haber encargado ninguna misa por el padre difunto. “Si el viejo está en el cielo, ¿le valen de algo las misas?”, preguntó el paisano. “Hombre, en ese caso no”, dijo el párroco. “Y si está en el infierno, ¿le valen de algo?”. “En ese caso tampoco”. Pero el cura, claro, esperaba su momento triunfal: “Pero, ¿y si está en el purgatorio?”. A lo que el paisano respondió: “Ah, mire, en ese caso, si las hizo, que las pague.”
El declive del Imperio vaticano, de Javier López Facal
Foto de Izis Bidermanas |
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