El arquitecto suizo Peter Zumthor, en su libro. Atmósferas (Gustavo Gili, 2008) , entre otras cosas, dice lo siguiente: "Entro en un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y, en décimas de segundo, tengo una sensación de lo que es. La atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir. No en todas las situaciones queremos recapacitar durante mucho tiempo sobre si aquello nos gusta o no, sobre si debemos salir corriendo de allí. Hay algo dentro de nosotros que nos dice enseguida un montón de cosas: un entendimiento inmediato, un rechazo inmediato. Naturalmente, conocemos bien la respuesta en el ámbito de la música. En el primer movimiento de la sonata para viola de Brahms (Sonata nº 2 en mi bemol mayor para viola y piano), cuando entra la viola, en un par de segundos ya está ahí, y no sé bien por qué. Y algo parecido ocurre en el ámbito de la arquitectura. No tan poderosa como en la más grande de las artes, la música, pero también está ahí".

Mi deseo seria crear en este blog una atmósfera, nada más que una atmósfera.


jueves, 21 de junio de 2012

La lluvia crea su propia noche

La lluvia crea su propia noche, largas mañanas de lámparas aún encendidas.
La ligera hierba de la playa se pega al suelo junto a tus zapatos,
el polen del verano pasado se alza desde húmedas pantallas metálicas.

Esto es orden, esta confusión que cubre los claros entre nosotros,
ropas colgando de las sillas, el abrazo embarrado de tus zapatos.

La lluvia intensa huele como si surgiera de la tierra.
La luz humana de nuestras ventanas, la quietud naranja
de habitaciones vistas desde el exterior. El sitio al que caemos a solas,
cayendo del sueño. Rodeados por la verde certeza del bosque,
por la gasa de hierro de cielo y mar,
mientras la noche, la lluvia, se empuja a sí misma a través de los árboles



ANNE MICHAELS

 Foto de Brassaï

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