Ya Cunqueiro mencionaba que si algún día los gallegos nos poníamos a ello, y acordábamos un rey en el ribeiro y una reina en la familia de los dorados albariños, el agudelo de Betanzos sería como un señor infante niño, bullicioso y alegre, enamorado compañero. Luego llegaron la filoxera y otras plagas mas mundanas y se abandono el cultivo de esos monovarietales que tan bien se ajustaban al terruño atlantico .
De las coruñesas tierras de Betanzos para arriba no quedaban viñedos ni bodegas de calidad.
Ahora en Ferrol y rompiendo con todos los clichés, un joven catador y bodeguero ferrolano y un enólogo de la comarca ourensana de O Ribeiro, heredero de una larga estirpe de viticultores gallegos, se han asociado para plantar en una finca de Esmelle, al abrigo de los vientos del Nordés, las primeras cepas de blanco legítimo.
“Soñaba con hacer un blanco en mi tierra”, confiesa Marcial Pita. El Paraguas es su apuesta por adaptar esa variedad histórica “con un potencial enorme”
De las coruñesas tierras de Betanzos para arriba no quedaban viñedos ni bodegas de calidad.
Ahora en Ferrol y rompiendo con todos los clichés, un joven catador y bodeguero ferrolano y un enólogo de la comarca ourensana de O Ribeiro, heredero de una larga estirpe de viticultores gallegos, se han asociado para plantar en una finca de Esmelle, al abrigo de los vientos del Nordés, las primeras cepas de blanco legítimo.
“Soñaba con hacer un blanco en mi tierra”, confiesa Marcial Pita. El Paraguas es su apuesta por adaptar esa variedad histórica “con un potencial enorme”
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