El arquitecto suizo Peter Zumthor, en su libro. Atmósferas (Gustavo Gili, 2008) , entre otras cosas, dice lo siguiente: "Entro en un edificio, veo un espacio y percibo una atmósfera, y, en décimas de segundo, tengo una sensación de lo que es. La atmósfera habla a una sensibilidad emocional, una percepción que funciona a una increíble velocidad y que los seres humanos tenemos para sobrevivir. No en todas las situaciones queremos recapacitar durante mucho tiempo sobre si aquello nos gusta o no, sobre si debemos salir corriendo de allí. Hay algo dentro de nosotros que nos dice enseguida un montón de cosas: un entendimiento inmediato, un rechazo inmediato. Naturalmente, conocemos bien la respuesta en el ámbito de la música. En el primer movimiento de la sonata para viola de Brahms (Sonata nº 2 en mi bemol mayor para viola y piano), cuando entra la viola, en un par de segundos ya está ahí, y no sé bien por qué. Y algo parecido ocurre en el ámbito de la arquitectura. No tan poderosa como en la más grande de las artes, la música, pero también está ahí".

Mi deseo seria crear en este blog una atmósfera, nada más que una atmósfera.


lunes, 28 de abril de 2014

Cara o cruz?

La inteligencia es más confusa de lo que creemos
 Foto de Sol Libsohn
Cuentan que había un tonto en el pueblo al que cuando le daban a escoger entre un billete de cien euros o uno de quinientos, escogía siempre el de cien, para regocijo de los que lo contemplaban, que lo tenían cada por más tonto.
Un día alguien le preguntó el porqué, y el tonto le respondió: “si escogiese el billete de quinientos dejarían de ofrecérmelos, de esta forma gano cien euros cada poco”.

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